Recuerdas que comentamos que una obra de arte, decía Cesare Brandi, se caracteriza por ¿una unidad que se refiere al todo? Es decir, que consta de dos valores esenciales: el histórico, que documenta la historia de la humanidad, y otro estético, el resultado de combinar los materiales empleados para conseguir la imagen estilística correspondiente a los valores de cada época. Bien, ambas unidas, confieren a la obra una unidad y coherencia formal. Nos preguntábamos también, cuál fue la huella de estos avances técnicos y estéticos, desde la Edad Media.
Comentemos brevemente este periodo, que comprende estos siglos trece y catorce (s.XIII-XIV). Lo que en Italia se conoce como el Duocento y Trecento, una época marcada por el vínculo comercial con Bizancio. Será en la pintura de caballete en oposición a la pintura mural, donde descubriremos las innovaciones que se alejan de la pintura románica.
¿Cómo vivían? El hombre había nacido con una misión, salvar su alma. La vita est peregrinatio promulgaban y así vivían. ¿Cuál será el tema en sus obras de arte? Seguro que ya lo has adivinado: el religioso.
¿Cómo afrontaba entonces el artista su trabajo? Con fe. Absoluta fe. El pintor se consagraba a su labor. Su saber artesanal tenía que encerrar los secretos que harían que esa obra perviviera per seculom seculorum. Las obras cumplían para este mismo fin, incentivar la piedad y el culto cristiano. Con esta premisa en ciernes, el artista empleará los mejores materiales que sirvan para este fin.
Un buen soporte, una buena tabla de madera quedará apoyada sobre su caballete y luego la colocará en un lugar específico del retablo, la arquitectura móvil donde se leían las imágenes. Las pinturas inspiradas en los textos bíblicos se dispondrían siguiendo un orden narrativo. Una tabla que para que perdurara tenían que prepararla. La madera elegida como soporte tendría que presentar las características más aptas. En teoría, aunque no siempre era así. Según dónde viviera el pintor o en qué taller trabajara, se disponía de unos materiales u otros .
Antes de que su empleo, era necesario que la madera estuviera completamente seca, un proceso que requería mucho tiempo, años. Aún así, cerrar el poro de la madera para que la humedad o los cambios de temperatura le afecten lo menos posible es un paso imprescindible si queremos pintar sobre ella.
Sí, se cubrían con capas y capas de cola animal para luego a enyesar dejando un color blanquecino, formando una capa suave, lisa y pulida para que el pintor dibujara el tema y añadiera el color a las formas, creando lo que conocemos como la capa de pintura o estrato pictórico.
Si cortáramos una pintura por la mitad, veríamos un esquema parecido a este:
En las técnicas no solo estudiamos la manipulación de materiales que realiza el artista con fines estéticos sino también nos acercamos a los condicionamientos de la época, los desarrollos de la industria y la ciencia y al gusto.
Nuestra percepción de una obra se produce a partir de la técnica, de su ejecución, de sus materiales.En este primer encuentro con una obra se apela a nuestra capacidad perceptiva. Pero esta no es la única lectura de una obra, hay muchas otras que nos revelan otros aspectos como la iconografía, la época, la creatividad del artista.